Quisiera hacer hincapié en la fecha de entrega del vehículo al taller de pintura. Esta fue el día 26/04/2004 Cuando me entregó el presupuesto de pintura le pregunté los días orientativos de duración y su contestación literal… Una semanita, entre preparación de la superficie, quitar aguas, repasar alguna tontería que otra, porque el coche aparentemente está bien, pero siempre sale algo, tapar, pintar, Si, una semanita. Vale de acuerdo, pero recuerda la calidad que busco. No hay problema.El vehículo en si comenzó tres o cuatro días después del día entregado, Comenzamos mal…pero bueno no soy tampoco de las personas que están constantemente agobiando, pues se de primera mano que es peor, luego sale todo deprisa y corriendo. Tras dar ese margen de tolerancia comenzaron tapando e imprimando el coche por completo. Al retrasarse el día de inicio el pintor (autónomo a domicilio) se incorporó al proyecto en el proceso de preparación, lijando y puliendo partes que quizás a mi se me escaparon. Imprimación y lijado, Más imprimación y lijado, imprimación oscura para orientar el lijado, etc. Parecía estar todo correcto a pesar de que se alargó el día de entrar en la cabina, pero bien.
Tras unos días parado parecía que el proyecto arrancaba, aunque retrasado pero cada vez que aparecía yo por el taller, estaba el chico a toda maquina con la carrocería del vehículo, pues nada… no presiones y deja que haga su trabajo. La verdad es que el chico parecía controlar su oficio. Yo estaba muy esperanzado, pero algo me llamó la atención de sus palabras. Las tapas del motor, el maletero y las puertas estaban bastante jodidas ehhh? ¿A que te refieres?, Pues a que estaban como un poco deformadas, No creo, pues estaban ajustadas a la carrocería en franquicias y niveles. Pues me han costado un güevo. ¿Pero ahora como están?. Bien, alguna tontería pero bien. Tras mirármelas detenidamente y pasar la mano por encima, si parecían correctas. Esa conversación sin la presencia del dueño se me quedó un poco detrás de la oreja, pero como el resultado parecía satisfactorio, pues no hice mucho caso.Y más días y más imprimación al coche, y lijar, y otro color de imprimación, y mas días, y más lijado. Cuando yo aparecía por la puerta del taller cada día a la misma hora, pues era la hora que finalizaba yo mi jornada laboral, ¡nunca estaba el jefe!, el chico siempre lijaba y bajo las tapas de motor en el suelo de, maletero y puertas siempre estaba lleno de polvo de lijar. Pero esto era cada día y ya habían pasado demasiados. Un día cambié el horario y aparecí mas pronto que de costumbre y encontré al dueño lijando y cepillando puertas como un loco, y claro fue cazado in situ. Después de las buenas tardes correspondientes, ¿que hay algún problema? No, mira la carrocería ya está pintándose, a ¿si? Si, si ya acaba el chico de pintarla. Y ciertamente en ese momento el chico salía de la cabina. ¿Como ha ido? Bien, sin problema, ha quedado con muy buen aspecto. ¿La puedo ver? Si, si, por supuesto. El aspecto era muy esperanzador pues el color elegido parecía quedar bien. Pero… El dueño un poco nervioso, me comenta que las puertas y las tapas no sabían por que motivo se le deformaban de un día para otro. Y que ya estaba hasta allí de las tapas, me dirigí al lugar de trabajo de las mismas y me quedé PALIDO, muy PALIDO, al observar una depresión en la tapa del maletero brutal. O sea ese día una de cal y una de arena, no, de cianuro. La tapa motor un tanto de lo mismo, las puertas eran una montaña rusa, y mi ira, al nivel de los afinados del material, hasta el punto de dar media vuelta e ir dirección de mi casa con el disgusto correspondiente. Antes de salir por la puerta regresé y le dije; Haz lo que quieras, móntatelo como puedas pero las quiero mínimo, al nivel que te las entregué y piensa una cosa, no intentes comprar nuevas porque además de carísimas si las encuentras no servirán de nada, pues están ajustadas a la carrocería y la carrocería a ellas. Tu mismo. Tras dejar pasar 3 o 4 días de perros, me llamó al móvil, que ya estaba todo correcto, que podía pasar a recogerlo. Visto y no visto, “me pinté la cara de guerra” y hacia el taller de pintura dispuesto a todo. Cuando llegué al taller de pintura cual fue mi sorpresa que me topé con mi vehículo en primera línea, limpio como una patena y reluciente a rabiar. Eso me apacigüo los nervios un poco, pero lo estaba contemplando y no era capaz de concentrarme, pues me preocupaban el resto del material. El dueño con cara amablemente satisfecha me llevó junto al resto del material y MILAGRO, no era capaz de encontrar ni rastro del problema, eso positivamente me descolocó, pues no me lo podía creer, increíble. Algún pequeño desajuste en altura de la tapa del maletero en los extremos, pero casi milagroso.
Prestad atención a la fecha, ya pasaba de un mes.
Yo en casa adelantando como podía y estresado por la falta de noticias positivas.
Y no sin pánico, ha llegado el día de traer el vehículo. Atención a la fecha.
Tras el susto del proceso de pintado, y unos días después de tenerlo en casa, me relajé y proseguí con la restauración. Una vez más dependía de mí, el resultado final del vehículo, que por momentos me suponía una buena dosis de presión extra, por otro lado y tras la mala experiencia vivida con la pintura, me suponía una tranquilidad y un relax.Comenzaba una nueva fase, pero a la vez relativamente cómoda, al ser probadas y comprobadas todas y cada una de las piezas a montar. No era la primera ni la segunda vez que se montaban y desmontaban todas y cada una de las piezas a colocar, de ahí mi paz.Trabajo limpio, relativamente cómodo, muy agradecido pues cada pieza definitivamente montada, daba al coche un aspecto muy satisfactorio. Esto era pan comido… ya conocía a la perfección el lugar de destino de todas u cada una de las piezas, ópticas, protectores, embellecedores, anagramas, pilotos traseros, luces de matricula, lunas, cableados anteriormente numerados, en fin, toda una gozada.
Pero esta fase no duró mucho y pronto se aproximaba una más, de esas que desconoces el resultado final EL TAPIZADO. Tras comprar la cantidad previamente calculada, me dispongo a recortar la moqueta elegida y comprobar más que nada, para eliminar errores de confusión de piezas. Las piezas recortadas no eran motivo de preocupación pues se copiaron de la forma y tamaño de las de origen, pues a pesar de mal conservadas me sirvieron a modo de plantillas. Otra cosa distinta era el techo del vehículo del cual me preocupaba la forma difícil de su ubicación en forma de bóveda. El material escogido era relativamente elástico en una sola dirección y eso no me gustaba, pues la posibilidad de quedar arrugado era muy alta. Cola impacta en el techo y cola impacta en el cuero sintético, y sin posibilidad de pensármelo dos veces me lo coloque tipo monja de clausura y para el interior del coche. Con sumo cuidado y presionando en secciones muy cortitas iba avanzando muy lentamente, tras minutos de combate y mala postura comencé a notar un ligero hormigueo en los dedos y como era conocedor de esos síntomas salía rápidamente del vehículo a tomar aire limpio ME INTOXICABA a consecuencia de los disolventes de la cola. O sea que me colocaba pero a lo bestia. Y tras unos 45 minutos el techo quedó satisfactoriamente colocado y yo también. La herencia de terminar el tapizado del techo fue “un fuerte dolor de cabeza para el resto del día”. Recordé las palabras de los tapiceros, hice uno hace tiempo y nunca más. No me extraña… Pero por desgracia para mi, quedaba todo el tapizado interior.
Pues nada… valor y al toro.
Incluso a altas horas de la madrugada
En mi mente ya se estaba gestando la idea de llevar el coche al taller mecánico a afinar para pasar la ITV y rápidamente presentarlo a la sociedad como proyecto terminado.Para esas fechas el garaje de casa era el escaparate de niños y menos niños y cuando más necesitaba terminar, más horas de relaciones públicas pasaba que de avances en el vehículo.Nunca más a partir de ahí, me encontré un minuto solo. Eran visitas tras visitas, hasta que opté por no abrir la puerta del garaje muy a pesar mío.
En pocos días, pues la proximidad al final de este proyecto se podía oler, las horas metidas se multiplicaban para aproximar el día de pasar la ITV. La euforia contenida por mi parte, era muy evidente, y esos días se me notaba algo más alterado de lo normal, hasta llegar al día de llevar el coche al mecánico para comprobar gases, frenos, etc. “la pre-revisión estándar”.A la hora de ir a recoger el vehículo para pasar la ITV, me hice acompañar de dicho mecánico oficial Renault por si el trayecto se complicaba a causa de alguna avería. Yo estaba esta vez sí muy nervioso y pendiente de cualquier sonido extraño. El coche pasó la ITV controlado a fondo y si que tuvo algún problema de gases, cosa que se solucionó al instante in situ, pero me piden el número de chasis del bastidor, yo en mi afán de sobreproteger el chasis del vehículo ignorantemente cubrí la numeración del chasis y no se veía absolutamente nada. Tras rascar la numeración cubierta lo comprobaron y aprobado. Justito pero aprobado. En ese mismo momento me di cuenta que necesitaba hacerle un lavado de cara a toda la parte mecánica, pues su aspecto inferior era dejadísimo, pero bueno yo ya podía circular y eso era lo importante, lo otro ya se iría haciendo. Durante el camino de vuelta ya mucho más relajado conversábamos con el mecánico y observé que el coche era muy corto en velocidad punta, con lo cual para ir a 110 o 120 las revoluciones estaban muy altas y tras unos kilómetros la aguja de la temperatura se ponía en valores altos. Ya casi estábamos en casa y al parar para dejar al mecánico la botella de expansión hervía. Paré el vehículo y miré la temperatura del reloj, alta era muy alta sin llegar al rojo pero algo no estaba bien. Entremos el vehículo dentro del taller nuevamente y tras mirar detenidamente y probar el mecánico me dio una gran ¡¡¡MALA NOTICIA!!! . Después de dejarlo enfriar me dijo que lo arrancase y diera una puntita de gas y… No son buenas noticias, ven y escucha. Efectivamente era el sonido previo al infarto del motor. El típico rateo de los casquillos de bielas. Vehículo para casa y fin de semana para llorar.Tras desmontar en casa y ver daños, tapetas de bielas, y lo peor EL CIGÜEÑAL tocado, poco pero suficiente para ir a peor. Tras el golpe psicológico correspondiente, afloró de nuevo el carácter combativo. ¿No querías hacer la parte mecánica? Pues a Jod…. Toca y manos a la obra.Pero tras pensarlo fríamente, me planteé poner más caballos y una marcha más, pues no estaba dispuesto a sacrificar la estética para pocos resultados. O sea ¿no querías arroz? Pues toma dos tazas… Sacar motor, adecuar habitáculo motor, e ir buscando por la red algo interesante. El mecánico me habló de la caja de velocidades del Copa atmosférico y tanto por tanto, me puse a buscar todo el conjunto. Y apareció uno de Ubrique. A los pocos días estaba en casa y yo nuevamente con el vehículo para operar.RETO MUY IMPORTANTE para un amateur, restaurar motor R5 Copa y adaptar 5ª velocidad al cambio Alpine Renault.
